A 25 años de “Todo sobre mi madre”, 13 momentazos de la película más icónica de Pedro Almodóvar




Por Daniel Andrés Ruiz Sierra (En X: @TatoRuiz)

La treceava película del director español más internacional, Pedro Almodóvar, cambió el curso de la historia del cine español contemporáneo. Y aquí le decimos por qué ha sido así con “Todo sobre mi Madre”.

Decir que una película es ‘muy almodovariana’ – ‘muy Almodóvar’ – no es sólo un argumento vacío, mediocre y bastante ambiguo. También habla de lo influyente que ha sido el cine del manchego. No sólo en España. Ni siquiera exclusivamente en Hispanoamérica. También en el mundo anglosajón. Todd Haynes decía en una entrevista, a raíz de su más reciente película “May December” (aquí puede leer una reseña), que con ella había entrado en territorio Almodóvar, pero que no estaba a su nivel. No sé realmente qué es lo que quiso decir, pero con una carrera de más de 40 años, el director español sigue ‘influenciando’ y de qué manera.


Si usted saca en su grupo de amigos, no necesariamente cinéfilos, como tema a Almodóvar, salen a relucir referencias a sus coloridos sets y vestuarios, a las historias femeninas y el “porque una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de sí misma”. No necesitamos recordarle de quién es esa frase. Los más cinéfilos/fans, quizás y sepan poner el foco en referencias a Lorca, a Bette Davis, o a “Un tranvía llamado deseo”.

Lo anterior solo deja notar que estamos frente a un ícono cinematográfico y hasta cultural. Así como también lo es “Pulp Fiction” “Forrest Gump” o incluso “Amélie”. Todo sobre mi Madre es un evidente clásico contemporáneo clásico que este año, en el recién pasado mes de abril, fue noticia por su aniversario 25. Esta es la película que le volvió a dar esperanza a la industria española del cine y también a la carrera de su director que logró su primer Oscar con ella. Es también la película que, de alguna forma y casi que irónicamente, representa el momento en el que el director quedó huérfano de madre.

1. El grito de Penélope y el primer Oscar de Pedro

Hace unos pocos días, Penélope Cruz era noticia porque llegó a los 50 años y aún parece que tiene 30. La celebración fue por todo lo alto, con celebridades de la talla de Salma Hayek, Maggie Gyllenhall, Robert de Niro, Ricky Martín, la Rosalía y, cómo no, Almodóvar. Penélope Cruz ha hecho más de 60 películas, pero su mayor reconocimiento ha venido gracias a lo que ha hecho con el manchego. Y uno de esos momentazos juntos, es el que la de Alcobendas protagonizó el 26 de marzo del año 2000.
Penélope Cruz abría el sobre con el nombre que luego gritaría, emocionada, en compañía de Antonio Banderas: “¡Pedroooo!”.  Y le seguía un salto de excitación desbordada y el hincapié que hacía Banderas al decir:  “All About my Mother”. La película era la ganadora en la categoría a Mejor Película de habla no inglesa, un resultado precedido por una descomunal campaña en EEUU de la mano de Sony Classics, con quien la productora de los hermanos Almodóvar lleva trabajando desde “La flor de mi secreto” (1995).

Al “Pedroooo” de Cruz le antecedía un también fascinado grito de “Robertooo”, de la boca de Sophia Loren. “La vita è bella” ganaba el año anterior el Oscar en la misma categoría. O la Academia era muy obvia, o la casualidad hacía su trabajo, como también lo hace en la gran mayoría de películas de Pedro Almodóvar, que con su primer Oscar, y su segunda nominación, se convertía ese año en el tercer director español con un Oscar (ahora son cuatro con Amenábar y su “Mar adentro”). Esa noche venía a sellar un camino triunfal que era también el inicio de una carrera de estrambótico éxito, una fiebre por Almodóvar y su cine.

2. Todo el mundo quiere ser madre

Almodóvar sabía cómo meterse en la cabeza de quienes le escucharan. El 21 de septiembre del 98, El Deseo comenzaba el rodaje de la película en Madrid y, una semana después, interrumpía el rodaje para presentar el proyecto con una rueda de prensa. El director ya tenía consigo una impronta de celebridad internacional que había comenzado con “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, y se había consolidado con películas como “Átame”, “Tacones lejanos” y “Carne trémula”.

En esa rueda de prensa venía a decir que su película número 13 sería una muy emotiva y sentida, y se afanaba en aclarar que aunque tenía ese nombre, no trataba en lo absoluto de su madre. “…la maternidad es, sin duda, uno de los temas más presentes en el filme. Todo el mundo quiere ser madre y de hecho todo el mundo es, de alguna manera, madre”, afirmaba rodeado del elenco mayoritariamente femenino, con mucha cartera de marca (según un medio de la época) y en un tono jovial y desenfadado, ese que le caracterizaba antes de ponerse un poco más circunspecto.

3. Le fue infiel a su Madrid

La capital española siempre fue, y sigue siendo,el escenario más común de Almodóvar para contar sus historias. Su encanto por ella ha sido puesto incluso en la literatura, como parte de reflexiones y estudios acerca de la influencia del español. (Mi mapa para cuando visite Madrid será el libro de Gloria Camarero Gómez) Desde su homenaje al periódico El País con sus fachadas, pasando por los clubes y bares de la época de la movida. El aeropuerto, la estación de atocha, la Plaza Mayor, la Gran Vía…Madrid es otro personaje para Almodóvar, pero con “Todo sobre mi madre”, el director admitía en su primera rueda de prensa que iría a serle infiel a su ciudad de cabecera con Barcelona y La Barceloneta. Era su primera película rodada allí, un rodaje que duró unos tres meses, y de las 122 secuencias que tiene la historia, 95 están ambientadas en la ciudad catalana.

4. Caetano Veloso como el inicio de todo

“Todo sobre mi madre” tuvo una interesante génesis. El proyecto comenzó a escribirlo en Bahía, en la casa y en la máquina de su amigo Caetano Veloso. Almodóvar quería abordar una historia en la que hablara de una mujer que tiene unos trabajos que obligan a fingir, que la obligan a actuar, aunque no fuera actriz. La semilla venía de un papel interpretado por Kity Manver en “La flor de mi secreto”, esa película plagadita de frases inmejorables, y en la que todos queríamos ser Marisa Paredes. No vamos a negarlo (”Excepto beber, qué difícil se me hace todo” es mi mantra de vida). En esa película, Manver hacía de una enfermera que participaba junto a los médicos en un seminario de transplantes. El proceso explicativo venía dado a través de unos pequeños sketchs, y en uno de ellos, el personaje de Manver se hacía pasar por una madre que tenía que fingir el dolor que le causaba la noticia de la muerte de un hijo.
“Todo sobre mi madre” llegó a tener nombres previos como Lola la pionera, haciendo énfasis en el personaje que generaba el conflicto ligado a varios personajes, y que fue interpretado por el también político, y facho, Toni Cantó. Almodóvar también barajó un título como La bondad de los desconocidos, parte de una frase que proviene del final de un “Tranvía llamado deseo”, y que Huma, popularísima actriz de teatro interpretada por Marisa Paredes, le soltaba a Manuela (Cecilia Roth), cuando esta le daba una mano con Nina (Candela Peña), su novia yonkie.

5. Era un proyecto de hombres…

Se supone que la película que seguiría a “Carne trémula” podría haber sido una película con hombres y sus conflictos. Supone uno, conociendo la carrera del manchego, que aquellos hombres irían a ser susceptibles, afeminados y con problemas del corazón muy, muy gordos. Pero a esa base le ganó la obsesión de Pedro por cómo sienten las mujeres. Almodóvar tenía también en mente una película cuyas protagonistas, mujeres, se ayudan mucho. “Hay mucha solidaridad un poco extravagante, alejada de lo que se llama sentido común”.

La película venía también a transmitir el interés que le despertaba una travesti que como su Lola, también vivía en La Barceloneta con su mujer. Y con tetas puestas y trabajo activo como prostituta, le prohibía a su propia esposa utilizar ropa sugestiva mientras él andaba en bikini. “Cuando me contaron esa historia me quedé helado, porque se trata de una ilustración perfecta del carácter completamente irracional del machismo”.  Mismo tema que también atraviesa a sus mujeres de la ficción y que quizás iría a atravesar aquel proyecto con hombres.“Las escenas más extravagantes de Todo sobre mi madre están totalmente inspiradas en la realidad.”

6. Las lágrimas de Cecilia Roth

La primera actriz a la que llamó fue a Cecilia Roth. “Fue muy gracioso porque yo estaba de vacaciones en las afueras de Buenos Aires, en una quinta muy antigua que tenía una barranca hacia la piscina”, recuerda la actriz en una reciente entrevista con Vogue España, a propósito del cuarto de siglo de la película. “Sonó el teléfono, veo que es Pedro y me dice: ‘te quería contar que estoy preparando una película sobre el vínculo de las mujeres y aunque es coral hay una protagonista a la que le sucede todo lo que genera la historia. Es el personaje que quiero que hagas’”. La actriz también contaba que de la emoción bajó rodando por la barranca de la piscina. La quinta la compartía con su pareja de entonces, el cantante Fito Páez.

De la actriz argentina, Pedro Almodóvar decía en un texto titulado “Las lágrimas de Cecilia”, publicado en el Press Book de la película: “Ha madurado, se ha agigantado. Su técnica se ha destilado sin que se note. Eso es lo que ocurre con la perfección: que no se nota. Desaparecen las aristas, todo fluye”.  Con “Todo sobre mi madre”, Cecilia Roth marcaba la quinta colaboración con el español, a quien conoció en las noches del Madrid de la movida. “Pedro es el hombre que te hace transitar por la experiencia de la vida”, diría en plena promoción del film.

7. Fue el ‘otro’ inicio de Penélope

La película incluía otra de sus actrices fetiche, Marisa Paredes y venía a catapultar el comienzo de otra fuerte relación profesional que en el futuro tendría, y tiene, tanta relevancia como la que tuvo con Carmen Maura, la relación con Penélope Cruz.

Marisa Paredes da vida a una dama del teatro, en una relación con una mujer mucho menor. Una relación que estaba lejos de ser erótica, pero tenía una fuerte carga maternal (todas quieren ser madres). Huma Rojo no era madre, pero hacía de madre con Nina. Por otro lado, Penélope interpreta a una monja que además está embarazada de Lola. Una maternidad que no llegaría a gozar dado que el personaje muere en el parto, igual que pasaría con el personaje que dos años antes interpretaría en “Carne Trémula”, un papel pequeñito que le hacía cumplir el deseo de trabajar con el director.

Ese par de trabajos sería el bautizo ‘almodovariano’ de una actriz que esa misma década había comenzado su trabajo en el cine y de qué forma. Su segundo trabajo en una película, “Belle Epoque”, la puso en la mira internacional. La película fue la segunda producción española en ganar el Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa.

Con Almodóvar, Penélope lograría la nominación a su primer Oscar, eso sí, sería 7 años después de “Todo sobre mi madre”. Lo hizo con “Volver” (2006). (Te puede interesar: Las películas de Pedro Almodóvar en Prime Video, HBO Max y Mubi. ¿Por dónde empezar?)

8. Antonia San Juan, la otra gran estrella

“Hay una especie de tradición (…) En cada película hay una sorpresa, es decir, alguien que no se espera, que no se conoce, y que se convierte en la revelación”, decía Almodóvar en una entrevista de la época, y haciendo énfasis en el interés que despertaba la actriz Antonia San Juan, que interpretaba al personaje que más se quedó en la retina y la memoria del público, la Agrado.

El personaje no representaba biológicamente a una madre, pero llegaba a convertirse en una cuidadora importante para Manuela y, posterior, también para Huma, pues termina trabajando con ella como asistente personal. Entre la sororidad representada en las protagonistas, había también una intención de decir que aquello podría llegar a ser una suerte de maternidad compartida. Todos los personajes tenían vacíos mayúsculos, y entre ellas se cuidaban, como madres una de la otra.

Antonia San Juan es una actriz heterosexual cisgénero, pero a finales del siglo pasado, que representara a una travesti, o una mujer transexual, no era un conflicto. Ya bastante era tener un personaje tal con una historia alejada de los estereotipos y las burlas. Y Pedro Almodóvar era un defensor de ello. No sólo le daba papeles de mujeres trans a mujeres y hombres cisgénero, también llegaba a romper toda frontera de género.

En “La ley del deseo”, por ejemplo, Maura interpretaba a una mujer trans, pero Bibi Andersen, exitosa actriz transgénero, hacía de mujer cisgénero, y madre. Lo mismo ocurría en “Kika” (1993), donde Andersen hacía el personaje de Susana. Las elecciones de Almodóvar no tenían nada que ver con la representación. Ha sido siempre un director progresista cuyo foco nunca estuvo en dar pie a lo políticamente correcto. Hoy en día algo así sería inaceptable. Dudo que San Juan aceptara el papel. El que sí lo aceptaría es Toni Cantó, que como decía antes, dio vida a Lola. Cantó, ex miembro de un partido de centro (más hacia la derecha), decía en una entrevista que “todo radica en el arte de la interpretación”.

En aquella época, Antonia San Juan, junto a Marisa Paredes, Cecilia Roth, Penelope Cruz, Rosa María Sardá y Candela Peña, se convertía en la sensación. Era la nueva chica Almodóvar cuya autenticidad logró escalar alto. Y Almodóvar, sabiéndose un descubridor, salía a hablar de ese talento suyo para dar con las nuevas estrellas. La actriz difícilmente logró colar un personaje tan icónico en su carrera, aunque se dejó la piel interpretándola, “No le racanee al personaje nada. Tenía que salir fea. Encorvé la espalda, marqué con el sujetador más chicha de la que podía tener. Quedaba bonito que el personaje tuviera cansancio, entonces yo apretaba el sujetador para que marcara chicha. Durante el rodaje no me puse, recuerdo, ninguna crema hidratante para que mi piel pareciera aún más estropeada, más ajada.”.

9. Fue un estreno grandilocuente. Con diosas travestidas con tetas y culos maravillosos

La película se estrenó en Barcelona el 8 de abril de 1999 con una función abarrotada, que incluía personalidades de la cultura y la política, mezclada con figuras del entretenimiento. Almodóvar, que todavía tenía un humor característico y una forma muy original de venderse, incluyó entre sus invitados a despampanantes travestis. “Unas diosas travestidas con unas tetas y unos culos maravillosos…”, afirmaba Candela Peña para uno de los especiales de Canal Plus.

Una semana después, el 13 de abril, el show de estreno se mudaba a Madrid. Allí hubo una enorme reunión de prensa en plena Gran Vía, incluyendo celebridades del cine. Era tal grupo de gente que hubo que usar dos salas para el estreno. Entre los titulares de aquellos días, uno rezaba “Almodóvar descubre petróleo en el continente femenino”. El éxito fue inmediato. “Cuatro mujeres reunidas rajando dan pa’ mucho”, afirmaba en una de las ruedas de prensa el director. Y efectivamente. El público quería verlas rajar, con esas lenguas viperinas y sueltas.

“Todo sobre mi madre” rápidamente demostró que el cine español podía competir a nivel internacional no solo en festivales de nicho, sino también en la industria cinematográfica comercial, lo que permitió abrir nuevas oportunidades para los cineastas que venían detrás del manchego. Con ella, había una lectura que afirmaba que el cine español podía ser tanto artístico como accesible para el gran público, combinando elementos de cine de autor con una narrativa accesible y emocionalmente resonante.

10. Perdió una palma de oro

Un mes después, el 15 de mayo, Almodóvar pisaba la croissette. La película era fuerte candidata a la palma de oro y los medios así lo hacían ver. La prensa seguía hablando de ella y en España la película seguía en salas. El 23 de mayo Almodóvar se lleva el premio a mejor director, pero no la Palma de Oro. Perdió frente a “Rosetta”, de los hermanos Dardenne. Pero eso no evitó el icónico triunfo comercial de la película. “Ser favorito en este festival es una maldición. Si cualquiera de vosotros presenta una película, y es favorita, que tenga la seguridad de que no le van a dar la Palma de Oro. Lo digo con una sonrisa”, reconocía el director ante los periodistas.

11. Fue un éxito mundial con fiebre estadounidense incluida

Al finalizar el año, “Todo sobre mi madre” estaba convertido en el estreno más solicitado en el mundo. En países como Italia o Francia, fue una de las películas más taquilleras. El siglo cerró con una fiebre estadounidense por el director español más internacional del momento, una marca que hoy sigue siendo actual si se habla de Almodóvar.

La película inauguró el Festival de Cine de Nueva York, en septiembre del 99. La prensa gringa comenzó a alabarla. Peter Travers, de Rolling Stone, decía “lo que podría ser material para una telenovela es transformado por Almodóvar, y su quinteto de actrices trascendentes, en un inolvidable tributo a la solidaridad femenina”.

Fue elegida por la revista Time como la mejor película mundial del año, dentro de su reportaje sobre “Lo mejor y lo peor de 1999”. Detrás de ella, fueron elegidas The Matrix y Tarzan en segundo y tercer lugar respectivamente. Sobre ella escriben “conserva toda la verborrea de las primeras obras de Almodóvar, pero tiene además una profundidad y una emotividad que prueba que el chico malo español ha alcanzado una vibrante madurez”. Y concluye: “Si esta película no le llega al corazón, visite a un cardiólogo”.

12. Los académicos tuvieron que rendirse…a él

“Todo sobre mi madre” arrasó en la temporada de premios, y no había duda, desde la Academia de Cine Española sería la única opción si querían quedarse con el ansiado premio. Y así fue. El 29 de octubre del 99 fue votada por los académicos españoles como la película a participar por España en los Oscar en categoría Habla no inglesa. La nominación se hizo pública el 15 de febrero del 2000. Pero lo que se leía como el máximo triunfo para su director, no iba a ser suficiente si la misma academia de su país le seguía dando la espalda a través de sus premios más icónicos: los Goya.

A finales del siglo pasado, a Almodóvar le pesaba la indiferencia que le mostraban los premios españoles. La primera película con su propia casa productora fue “La ley del deseo”, absolutamente ignorada por la Academia de Cine. Y por supuesto, aquello no le gustó a su director. ¿Homofobia interiorizada? Nadie lo dijo tan directamente, aunque Pedro llegó a decir que no lo habían nominado “por un motivo vulgar y anodino: por envidia”.

El año siguiente fue, en cambio, coronado como el gran cineasta de la década, aunque el ‘cabezón’ a Mejor Director no cayó en sus manos. “Mujeres al borde de un ataque de nervios” sí fue elegida como la Mejor Película de ese año y Carmen Maura la Mejor Actriz. Almodóvar no asistió a esa ceremonia. Y las decepciones seguirían. “Átame” y “Tacones Lejanos” lograron sendas nominaciones, pero ningún premio. “Kika” solo lograría un premio de un total de 8 nominaciones (para Verónica Forqué) y ni siquiera tuvo nominaciones a Mejor Dirección, ni Mejor Película. En el 2000, exactamente el 29 de enero, finalmente se dio “la noche Almodóvar”. Pedro conseguiría su primer Goya como director. “Después de una sequía tan larga este premio era especialmente deseado…tiene un significado especialísimo”, admitía el manchego en rueda de prensa.

El primer año, “Todo sobre mi madre” fue vista, sólo en España, por casi dos millones de espectadores. El público y la crítica vivía un romance con el director. De haber tenido un presupuesto de 4 millones de euros, la película logró 58 millones durante las más de 60 semanas que llegó a estar en cartelera.

13. Replanteó la institución familiar

El siglo, en lo que respecta al cine, terminaba con obras maduras como lo que hizo Sam Mendes con su “American Beauty” o la última película de Stanley Kubrick, que vendría a arruinar el matrimonio Cruise-Kidman. También cerraba con el debut de la menor de la familia Coppola, comedias romanticonas que rápidamente se convertirían en un ícono (Notting Hill / 10 things i hate about you), y obras mayores como “Matrix” “Magnolia” o “Fight Club”. Eso sí, pocas con esa impronta absolutamente moderna como la de Almodóvar. “Todo sobre mi madre” llegaba a replantear la figura de la institución familiar para empezar un nuevo siglo, y la figura femenina que podía protagonizar una película.

La 13ª película del manchego contaba las bondades de una familia atípica y también la destrucción de esa representación con mujeres mayores a los 40, travestis, calculadoras y pecadoras. Fue una película que contribuyó, en parte, a una apertura y visibilización explícita de realidades sociales como la transexualidad y el VIH en una sociedad que aún cargaba con los estragos de la dictadura. Además, una película como esta, que asume la búsqueda de identidad, sororidad y reconciliación familiar como parte de su centro, resonó con audiencias de diferentes culturas y generaciones, lo que rápidamente la convirtieron en una obra universalmente relevante.

Las madres, venía a decir el director, podrían ser hombres travestidos. Ser una madre, o ser una familia, no estaba necesariamente limitado a asuntos biológicos. “Es muy curioso lo que Pedro entendió de la maternidad”, afirmaba Cecilia Roth en alguna entrevista de la época. Las madres de “Todo sobre mi madre” venían de diversos lugares con diversos vacíos y dolores. No representaban el estereotipo de una mujer católica e impoluta. Con tener solidaridad y una voluntad para cuidar, bastaba.

Para Almodóvar, una mujer del nuevo siglo no tenía nada de despampanante y puso a triunfar a un grupo de mujeres actrices mayores cuando la mayor industria del cine, la gringa, limitaba los papeles a mujeres que alcanzaban cierta edad, y que lloraban porque sus amantes ya no las querían. En cambio, las de Almodóvar lloraban por cosas aún más profundas y, aún así, seguían adelante. Con hombres, o sin ellos. Un refrán griego dice que sólo las mujeres que han lavado sus ojos con lágrimas pueden ver con claridad. Y ese refrán le calzó perfecto al español, que lo usó como la base de ese ícono que hoy nos sigue emocionando.

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