May 3 2024 15:50

“La Suprema”, una comunidad por fuera del mapa que necesita visibilizarse

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

“Empezamos con una ilusión de contar una historia y orgánicamente se convirtió en la historia de esta comunidad”.

Cuando la película dice que La Suprema está por fuera de los mapas y necesitan visibilizarse es cierto y no es exageración (sugiero hacer el ejercicio). Esta es una pequeña comunidad, de menos de 500 habitantes y casas de bahareque, que existe hace más de 20 años como una de las veredas de Marialabaja, al norte de Bolívar, y misma que está rodeada por agua y cultivos de palma de aceite, pero aún así carece de agua potable. Su lucha, entre otras como la del territorio y la protección de su identidad, lleva esas mismas dos décadas.

La abogada Irina Alejandra Juniele, del centro de estudios jurídicos y sociales De Justicia, daba cuenta hace seis años de una sentencia del Tribunal Administrativo de Cartagena que falló a favor de la comunidad en 2014, ordenando garantizar el agua potable en un plazo máximo de 24 meses. 10 años después, en visita junto a la producción para la proyección especial de la película en el propio lugar de rodaje el pasado 19 de abril y tras un fuerte aguacero, siguen sin contar con este recurso vital.

Por eso al término de la exhibición, la felicidad y emoción de verse en pantalla grande actuando se mezcló con el clamor por el agua. “Hacemos un llamado por el agua potable. Necesitamos ayuda. Los niños se nos enferman constantemente. Se vomitan y tienen diarrea”, dijo uno de los habitantes al tomar el micrófono para agradecer a la producción e invitados por el evento, además de advertir las muchas visitas y promesas que reciben sin efecto alguno.

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Entre el humor idiosincrático de la historia que gira alrededor de la compra de un pequeño televisor para poder ver la pelea del tío boxeador de la protagonista que persigue el mismo sueño, Laureana (Elizabeth Martínez), hay más similitudes de las batallas que libran en La Suprema día a día y muchas metáforas que van más allá de la falta de luz (en la película) y que refuerzan esa necesidad imperiosa de visibilizarlos.

De Cartegena a la vereda hay casi dos horas de recorrido y los letreros de Marialabaja y San Onofre dan la indicación para el desvío que da entrada al lugar, una carretera destapada, angosta, en muy malas condiciones y sin iluminación que anticipa las limitaciones en las que viven. Al regreso, un periodista comentaba que en una estación de servicio ubicada a pocos kilómetros de nuestro destino, una de las personas que trabaja ahí desconocía el nombre de la verada. Aún no me lo creo.

“La Suprema”, la película, es la ópera prima del director Felipe Holguín Caro y la productora María Teresa Gaviria. Su historia recuerda esa unión comunitaria tan inherente del colombiano y que sale a flote en medio de la precariedad y la necesidad, al igual que su capacidad de mantener intacto su sentido del humor. El director Harold Trompetero, por ejemplo, no ha dudado en equiparla con la inolvidable tragicomedia de Sergio Cabrera. “La Suprema es una película solo comparable con “La estrategia del caracol”, que nos une como país, para ver en familia, reír y pasar un buen rato”. La historia original está inspirada en hechos reales y la anécdota de un pueblo al que un político le llevó a regalar un televisor para ver a “Kid Pambelé” disputar el primer título mundial de boxeo para el país. Toda una gran y típica burla politiqueria, pues en el pueblo no existía la electricidad.

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El largometraje cuenta con las actuaciones del actor profesional Antonio Jimenez y la cantautora de bullerengue Pabla Flórez González, quien hace el papel de la abuela de Laureana y apoya el acompañamiento musical que tiene la película y le reservan una gran escena que hace parte del cierre de esta historia que también sirve como muestra cultural y como impacto social.

Diálogo con María Teresa Gaviria, productora

¿Cómo fue el proceso de financiación de este proyecto?

Bueno, el proceso de producción fue todo un reto, primero por la financiación que siempre es compleja, pero contamos con bastante apoyo del FDC, de donantes, crowfunding y de muchísimos aliados en el proceso.

¿Y desde el aspecto logístico?

El proceso de entrar a la comunidad fue un poco de adaptarnos a la dinámica de la comunidad y la comunidad adaptarse a la dinámica de la producción. Intentamos que realmente participaran tanto por fuera de cámara como frente a ella y fue muy bonito. Creo que fue un proceso de aprendizaje para todos y por eso somos ahora una gran familia.

Después de varios años llegas a La Suprema con la película terminada. ¿Qué emociones te produjo esta proyección tan especial?

Realmente para mí como productora traer la película a La Suprema es muy satisfactorio y poder compartirla con ellos finalmente. Es su película y empezamos con una ilusión de contar una historia y orgánicamente se convirtió en la historia de esta comunidad. Este ha sido el día más importante para mí y es un cierre, pero también es el principio de nuevos proyectos con ellos.

Precisamente cuando se trabaja con este tipo de comunidades y se ven las necesidades no se deja de seguir ligado y ayudar de otras formas posibles. ¿Cuál ha sido el caso de ustedes tras el rodaje?

Nosotros realmente como Cumbia Films siempre hemos buscado resaltar nuestra cultura y usar el cine como una herramienta de transformación social, no es solamente el contenido que se ve en pantalla sino todo los procesos que podemos generar alrededor de la producción como tal, porque es muy intenso y realmente se generan unos vínculos muy importantes y lo que realmente hemos intentando hacer es un plan a corto, mediano y largo plazo de procesos en los que podemos apoyar nosotros.

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¿Cómo cuáles?

Hemos iniciado unos nosotros con la comunidad y algunos otros que ellos ya llevan adelantados. Por ejemplo, el año pasado empezamos una recolección de libros para una biblioteca, ya llevamos más de 500 libros. Estamos ayudando para que se construya un centro cultural y bueno, lo del agua potable. La Suprema en la película no tiene luz, pero La Suprema, en realidad, aunque está rodeada de agua no tiene agua potable y esta es una lucha que tiene más de 20 años y queremos que la película sea una herramienta para generar esa conversación y que se llegue a soluciones exitosas.

¿Qué sigue para la película?

Definitivamente su estreno en salas nacionales. Estaremos a partir del 2 de mayo en las salas principales del país.

Notas:

Agradecimiento muy especial a toda la comunidad de La Suprema por su recibimiento y atenciones (nos ofrecieron las tradicionales y deliciosas alegrías durante la función y una cena de comidas típicas).
Muchos agradecimientos a la producción que invitó a CineVista a este evento tan lleno de emotividad. Vimos emocionados por igual al pueblo y a la producción.
No hay originalidad alguna en el título de esta nota. El pueblo no necesita títulos creativos, sino la repetición de un discurso del que deberíamos apropiarnos todos: La Suprema necesita ponerse en el mapa y visibilizarse para lograr de una vez por todas su derecho fundamental al agua potable.
Conocí de este proyecto en una proyección privada, al segundo corte, el año pasado, donde tuve la oportunidad de opinar y sugerir cambios. Fue grato saber que la proyección no fue en vano y se tomaron en cuentan las consideraciones de los invitados para ese corte final. Recuerdo, en mi caso, sugerir disminuir la musica incidental y reducir la duración de una escena poco aportativa para la historia y así fue.